Vomitaba hacía tres días, pedazos de telas estampadas con flores, que nunca había comido. Retazos de ropa que ella ya se había llevado.
Se arrima a la calle, intenta prender el cigarro, la cruza.
La miró de arriba abajo, no le entraba en el lente toda su figura. A medida que se fue alejando pudo disfrutarla de cuerpo entero, disfrutarla yéndose.
Entró rápido, otra vez el ardor, las náuseas. Pedazos de espejo, eran ahora. Juntó cada pedazo, los unió.
Ahí estaba ella, su reflejo, armada, desnuda, llamándolo, como el quería.
Gracias aroma azul, fogata encelo. Gracias pelo caballo mandarino. Gracias pudor turquesa embrujo vela, llamarada quietud azar delirio. Gracias a los racimos a la tarde, a la sed al fervor a las arrugas, al silencio a los senos a la noche, a la danza a la lumbre a la espesura. Muchas gracias al humo a los microbios, al despertar al cuerno a la belleza, a la esponja a la duda a la semilla a la sangre a los toros a la siesta. Gracias por la ebriedad, por la vagancia, por el aire la piel las alamedas, por el absurdo de hoy y de mañana, desazón avidez calma alegría, nostalgia desamor ceniza llanto. Gracias a lo que nace, a lo que muere, a las uñas las alas las hormigas, los reflejos el viento la rompiente, el olvido los granos la locura. Muchas gracias gusano. Gracias huevo. Gracias fango, sonido. Gracias piedra. Muchas gracias por todo. Muchas gracias. Oliverio Girondo, agradecido.
* Oliverio, Girondo. "Persuación de los días". 1942
Dejo mis anteojos, para ver más. Ver que se puede ver sin ellos. Ver como me veo. Intentaré no sorprenderme frente a los espejos y reconocer mi rostro en su ausencia. Veo mas brilloso ahora, con una nitidez que no había logrado nunca Ahí estarán, ellos,esperando que la fiaca, fiel compañera, los haga protagonistas otra vez. De mientras, miro las luces de Rivadaviacomo por primera vez. China, mas china que nunca.
Me duele el costado derecho de mi panza y ya no sé como decírtelo. No, que me duele el costado derecho de mi panza, sino lo otro. Sí, lo otro, otra vez. Lo otro, sería, mera imaginación mía, me dirías y yo escucharía tus palabras y me comería tu mirada. Esa mirada. La sentía en la nuca. Cuando llegaba, 13.45, pocas palabras, siempre mirabas. Y entre tanta mentira dando vuelta en ese cuadrado azul, te fuiste, me fui. Pasó, de más, el tiempo. Sí, que pasó. Y lo primero que pensé, en cuanto pude, fue en buscarte y te encontré. Fuimos a donde siempre y nos despedimos como siempre. Una vez cenamos. Yo tocando el timbre de tu casa, casi me escapo. Pensaba, qué hago acá?! Y abriste la puerta y pasé. Después me besaste, tan sin palabras como siempre, con esos ojos grandes mirándome. Y ya no me acuerdo cuantas veces mas nos vimos, no fueron demasiadas, tampoco. Tan poco.
Planta baja, puerta que se ve para ambos lados, timbre, espera caramelos el abrazo que une el beso sin besar la incontinencia del deseo las caras las muecas la piel Esa ventana no tiene paisaje Y ese ambiente tiene demasiados lugares Rebotan los cuerpos en paredes y escaleras Asi empiezan y quien sabe como terminan Nunca terminan Por que siempre están volviendo a empezar
Casi me estoy yendo. Venís y decis que me vas a extrañar Dejame. Tengo la mochila hecha. Solo necesito que me desees suerte y que nada de las que soy se te olvide.
Hoy tu cuerpo habla. ¡cuánto hiciste para que así sea! desde los silencios más espesos los fantasmas imaginarios, los monstruos de verdad. Con pena y con gloria hoy estas moviendote el cuerpo silenciado se vuelve baile palabra expresión y estas ahí, lo tocas con las manos.
Mirarás al frente, como siempre, y ahí estaré, como siempre.
Hoy el día será muy largo. Los parpados no se si aguantarán tal peso. Quizás en tres de los siete viajes que me esperan podamos descansar. El tren va muy rápido y pese a que hace varios años que hago el mismo camino, no me acostumbro a despertar corriendo antes que se cierre la puerta. Y al final no puedo disfrutar. Dormir para despertar a los tumbos. Soñar para despertar a los golpes.
- Basta, estoy harta de que se enamore cada dos minutos - pero... - Sí, pero nada, no puede, usted, ir por la vida enamorándose de todos - pero... - y qué hace? y que hace cuando encuentra eco??!! - ... - ah!! vió? Nada, huye, huye despavorida!!
Permanecieron unos segundos en silencio, respiró profundo, masticó la idea, la verdad.
- Sí, es verdad. No puedo despegar de enamorarme, pero por qué negarme tamaño placer. Todavía no he encontrado alegría similar. Debería hacerlo? - Pero claro que debería!! - ahí no estamos de acuerdo, tengo bien decidido no negarme a estas cosas. - ah, claro, así no va a crecer mas, sépalo... - si crecer es regalar el placer, el placer de sentir amor, y estoy hablando de amor, entiendame, pues no creceré y seré esta que soy todos los dos minutos que me alcancen.
Se miraron en silencio, con respeto, como cuando no se comparte la idea pero se la acepta y rieron una vez más.
Justo yo que no soy de enojarme. Que nunca antes me había enojado. Me desespera, me dan ganas de gritarle, de decirle: reaccione señor, no ve que duele!!
La eterna quietud, la espera constante de que todo lo resuelva con mi magia, acaso no hacaído en la cuenta de que perdí los poderes, que los perdí por que quise, ya lo sé. Por que ya no los soportaba.
Se me hizo difícil dejar de ser maga.
Y ahora usted, me enoja con sus reclamos silenciosos, con su performance de tipo bueno.
Sépalo, la barita esta guardada para mi solita, ahora la disfruto mas.
Sus problemas, sus cansancios, sus historias son suyos. Tómelos como más le plazca
Ya compre mil pañuelos para emprender esta despedida, no creo que me alcancen por que ya estoy llorando. Con el miedo y los mocos colgando de mi nariz voy a atravesar el intento de decir lo que pienso, siento y quiero.
Voy a vaciar los cajones sucios de papeles y me voy a llenar la mochila de todo eso que disfrute tanto.
Voy a armar el legajo de mis compañeros así me llevo el archivo completo.
Voy a priorizar los recuerdos así me llevo los mas intensos.
Me voy inscribir a un curso de soldadura eléctrica para soldarme a cada uno de ellos y quedarme un poco.
Voy a descentralizar mi cariño para que llegue.
No voy a planificar mi despedida para ver que sale.
Espacioso fue el silencio que encontramos, que supimos construir. Entre miles de palabras que marcaron nuestras manos el espacio vacío, hoy, es nuestro. Aún digo nuestro, y no me extraña por que te extraño y tampoco me extraña hacerlo. Lo que sorprende es esto, esta nada, esta agua danzarina que nos deja nadando en silencios eternos. Los dos sabemos tanto del otro y los dos sabemos que ya no tenemos que saber mas nada. Y cuando nos dignamos a preguntarnos si estamos caemos en la cuenta que siempre uno de los dos esta del otro lado de la medianera y por ahí compartimos un mate o cantamos la misma canción. Ardua tarea la de asimilar la nada, naturalizarla. La nada se instaló, se nos pegó en la piel. No hay forma ya.
Ella se sacó suavemente las orejas, fue a la cocina, las puso en un taper. - unos días en el freezer, pensó. Ideó la fantasía de que nada había escuchado. Volvió a la cama, ahí estaba él, mirándola. Se apretaron con los brazos, con las piernas, con la boca. Eso le dio más miedo, ya no escuchaba nada. - la piel no escucha, pensó.
Necesitaba exclusivamente xilofones, eternamente transportarse especialmente al sol Necesitaba encontrarlo ahí, justo a su lado. Dar vuelta su cara y que este ahí Enredado en sus piernas besarle el hombro escuchar el viento.
Tenia la mano lastimada de los nervios, así la vi por primera vez, nerviosa. Como segura, me mentía sin piedad y sin límite, contándome una historia que yo no sabia. Cuando dejó de hablar le acaricié su mano manchada, la miré los ojos pardos y le pedí que me cantara. Era lo único que sabia hacer, cantar. Y yo la quería solo para eso. Quizás, de esto último me di cuenta con los años, descubriendo una a una sus mentiras. Así son las mentirosas, construyen personajes preciosos. Y yo la disfruté mientras no la descubría, era mi heroína. Y yo la descubrí. Te acordás, cuando me encontraste llorando en el lugar de descanso? La había descubierto y ella insistía que eran solo fantasías. Fantasía la de ella, de creer que nunca romperíamos el silencio. Fantasía la mía de creer en heroínas. Los años dejaron su voz en el olvido. Intento traerla, compararla con otras voces pero no la encuentro. Cantaba hermoso, es todo lo que recuerdo.
Triturada Entristecida Ofuscada Fea La caminata en círculo me ha cansado Después de la sobredosis el inevitable descender Que ya no te espero, ni te entiendo ni te abrazo, ya lo sé.
Dicen que la circulación se complica, en la ciudades y en los cuerpos No se si se quiere ir o se quiere quedar un rato mas No me animo a preguntarle Cachetazo de mano cerrada injustas complicaciones Esos pies que no quieren caminar mas esos suspiros quejosos El mate, la vitina, tus manos torcidas Quedate.
Clarividencia, evidencia lo que hay, lo que hubo, lo que habrá Camino hacia esas zonas tan enredadas mis recuerdos, mis olvidos, y hay momentos en que no quiero recordar y quisiera vivir olvidando. Sin embargo me hace falta. Tengo que ordenar este encierro.
martes, 21 de octubre de 2008
Pausadas se ven, ahora, las unicas luces del amor.
Voy hacer el intento de contestarte, hija. El amor es fuerza, cuando nos abrazamos y mordemos bien los dientes, viste? Cuando no nos alcanzan los brazos para apretarnos. Cuando me quedo mirándote y vos me preguntas: que pasa mamá? El amor es cuando torces la cara y decís: se quieren!! Cuando pasamos por el cantero del pan y queso, te subís y te sostengo la mano El amor es que no te importe la mirada de lo otros por que es lo que sentís y no te sale otra cosa, es bailar en la calle, marearnos a la salida del jardín, es cantar bien fuerte a pesar de nuestros vecinos. El amor es una construcción, sentida, de todos los minutos del dia. Algo que preparas como la comida en ollas imaginarias y nos los comemos todo por que sinceramente esta riquisimo. El amor es enojarse también, es pelea, es lucha. Es pedir permiso, es respetarse. El amor es complicado por que hay veces que va y viene y no se detiene. Por que hay veces que cuesta ponerse de acuerdo para poder hacer fuerza, construir, hacer la comidita, respetarse. Pero ante todo es hermoso, por que nos tatúa en la piel una sensación preciosa, indescriptible e inigualable. Quisiera poder tener bien claro el concepto del amor, pero creo que no es necesario conceptualizarlo tanto. Vos ya me contarás, desde tus ojos, de que se trata. Así te amo.
Tengo ganas de encontrarte, al fin y al principio de todo esto. Simple y sencillo. Claro y nítido... esclarecido, después de setenta y cuatro volteretas.
Tengo ganas Arrimada a la medianera espío como regás los pensamientos Y me pego a la pared con el deseo a cuestas de que sientas que no me fui quisiera ser parte de ella, la áspera sensación del no me olvides los ladrillos armando muros, tengo ganas, me tienta saltar. No voy a callar.
Recordó esos dientes mordiendo su brazo, nunca supo como explicar la marca. Deberías haberla visto, inventando tropiezos, disimulando por moretones esos dientes marcados perfectamente. Ella y la marca lucían hermosas, luminosas cada vez. Nunca la escondía, era tu imagen en ella. Caminaban juntas, esbeltas, alegres. Con los días, la marca de los dientes, se fue yendo, como todo. Debajo de su piel siguen ahí, la comen por dentro.
Corriendo, bien para el otro lado, con la plena conciencia de que huyo de vos estoy vomitando tus restos estoy sudando tu olor y ya no es hora de que sepas donde estan mis pasos Compré una puerta con tres llaves y pienso cerrartela en la cara, agarrando esos mismos dedos con los que me tocabas.
Trago el polvo, arenoso, rojizo. Te encuentro ahí, donde siempre. Embarullado, entristecido, maltrecho. Intento acercarme, es imposible. Solo nos tomamos de las manos, las apretamos fuerte, es lo único que nos queda. Estar siempre donde sepamos encontrarnos. Y sabes que escucho cada palabra y sabes que no se puede decir nada. Estamos donde elegimos estar y se hace pesado pensar en lo que podría haber sido. El polvo se transformó en piedra en mi estomago y me duele.
Así nos buscamos, en esa nube, mezcla de budín y humo. Casi no comprendíamos por que estábamos ahí, disfrutabamos de encontrarnos. Nunca comprendimos. No se trataba de eso. Veníamos de comprender demasiado.
Las dos soy yo. Esa y la otra, estan aqui. Siempre es mas facil externarlas, darles hospedaje en los otros. Como vamos a convivir las tres juntas? Cómo vamos a resolver los pleitos por venir? Cómo vamos a festejar los cumpleaños? Las imagenes, las fantasias, las palabras... cuales prevaleceran? Las tres acá, gracias a cada una, gracias a todas.
Ventanilla rota hacía correr el viento rápido por sus rostros y el mareo se pasaba de a ratos. Cinco estaciones, la escalera, el túnel, la avenida, todo en zigzag. El intentaba pescar su brazo y el cuerpo de ella se le escabullía entero. Ella no se daba cuenta de nada y el seguía intentando. Cuando llegaron a la casa y abrieron la puerta con dificultades ella enseguida se quitó el abrigo, puso música y se quedo en silencio. El hablaba, mucho, de muchas cosas a la vez y volvía una y otra vez a los temas inconclusos. Nunca hablaban de ellos y eso ya empezaba a estorbarles. Se convertía, con el tiempo, en bulto que pateaban a los costados de la habitación que los reuniera. No sabían bien que hacer con el, no sabían bien que hacer con ellos. El se sentó en la silla de siempre y ella volvió del baño esplendida. La musiquita la acompañaba, se recogió la pollera y se sentó en las piernas de él. Lo besó, la besó, se besaron. Hicieron de eso lo mejor que sabían.
El bulto, pisoteado, en el rincón izquierdo se rió de ellos.
Tanto palabrerío. Parecía que ahora no había nada mas por decir, pero si eso era así, dejaban de existir. Su ser era eso... solo palabras. Tratando de imitar al viento, reconoció su oído en el horizonte y le susurró: es hora de que me toques la piel.
No hay forma alguna de encontrar lo que a él le simplifique los pensamientos. Horas se pasa escuchándola y todo queda grabado a fuego. Después vienen esos mismos pensamientos que se tejen uno con otro, se enlazan y empiezan a armar historietas con la misma protagonista, siempre. El no podía despegar. La bufanda de pensamientos sobre su cuello calentaba la yugular y hacia hervir la sangre, por que ese tejido abría la puerta a otras sensaciones y estas, a su vez, cocinaban nuevos pensamientos. El no podía parar. Su amor había acabado hace ya rato, pero como padecía la voz de ella día tras día, el olvido se le hacia más que difícil. El ultimo día que se vieron, ella le pidió cuatro cosas que el escucho en silencio. Ella lo miró y le dijo: lo necesito para ahora. El la miro con desgano, ese mismo que se siente cuando ya la batalla esta ganada, cuando es irreversible el final. Se puso su saco marrón, escoses, arreglo su maletín y le escupió en la cara: Yo ahora mismo necesito otra cosa. Salió, amplificado por la puerta.
Tiene un pena. Ni larga ni corta. Lo que sabe es que es persistente. Entre cercos y lejanías, se envuelve en un llanto que le lleva la tarde. Y entrada la noche cierra la ventana, la misma que durante el día espera abierta, luce su bata ante las paredes y sumergida en el colchón atrapa el primer sueño.
Y es verdad, te vuelan la cabeza. Desde el mismísimo momento que les ves los ojos toman posesión de tu pecho y día tras día los hacen estallar. Son estallidos que nunca alcanzan, es un amor al que no le alcanza el cuerpo.
Y quiere ser como yo y yo quiero ser como ella, esa sonrisa pintada, esa mirada.
Con ella vuelvo todos los días y bailamos largos ratos, dando vueltas, inventado canciones, tentadas de risa y siempre me pide más y jamás puedo negarme.
La mano, la piel, el aliento, el despertar. Julia hace que hace fuerza para subir los escalones de la puerta de entrada, hace mucha fuerza y en su actuación lo logra. Que siempre suba, que siempre lo logre, que siempre pueda yo estar ahí, alentándola.
Me dejó la música. Tomé el colectivo para recorrer mejor el tiempo que me sobraba. Gusto de viajar largo. Me quedó la maña de cuando vivía en Matanza y recorría a diario el largo camino al microcentro porteño.Casi nunca leo, siempre miro, observo, imagino. Es un placer que no me niego. El frío me heló las manos y no pude despegar de pensar en lo efímero de las cosas. Cada vez más efímeras pero siempre dejando rastro en la piel.Como el sueño, tres segundos antes de despertar, solo tres segundos.
Hoy sentía que estaba al revés. En esas noches en la que se miraban, ella se sentía en su lugar. Era el lugar mas extraño que había encontrado pero era suyo, lo había encontrado ella. Esas horas, desparramadas, se pasaban venciendo la fuerza de los párpados y recorriendo con la lengua la comisura de los labios. Esas eran sus primeras horas, horas elegidas, mañosamente, pacientemente a pesar del paso del tiempo. Y la luz que indicaba un nuevo día, también indicaba una nueva guerra. Mirarse, sí, solo mirarse. Como siempre lo habían hecho. En silencio y con sus manos bailando Así se habían conocido y así se despidieron. Mirándose. Creo que te dejo en buenas manos- le dijo, pero también le había dicho que ya no creía en nada.
- Y bueno esa es más o menos la situación con Roberta…
- Usted es un caso extraño, verdaderamente me deja sin palabras. ¡¿Acaso no le es más dificultoso sostener la posición de desapego que sincerarse al fin?!. ¡¡Apegarse, apretarse!! Eso, es lo que usted necesita Señor, ¡¡ por dios!! ¿Acaso no pensó que la modernidad lo ha convertido en un nadador experto en el mar de los descompromisos?. Que cosa mas sencilla que un buen apretón de manos, de cuerpos, piénselo… lo suyo es serio. Usted, me extraña, libre pensador en varias disciplinas, militante de causas comprometidas. Compromisoo, ¿que pasa? ¿Acaso no es eso lo que usted le pide al sistema? ¿O será que es eso de lo que usted no puede liberarse del sistema?. Un sistema descomprometido como este, produce seres como usted. Señores, inteligentes literatos de la ciencia y mil habladurías pero solos. ¿Me escucho? ¡S-o-l-os! Piénselo, el triunfo no es suyo, no le gana a nadie perdiendo la simpleza de las palabras de amor, ¡esas!, sí esas que se le ocurren y no dice por quien sabe que fuerza misteriosa.
Por hoy terminamos, no tengo mas para decirle, usted me deja sin palabras.
Perplejo, ante la verborragia de su analista, Roberto tomó sus cosas y partió Caminó unas cuadras por el sol, buceo en su diccionario y no encontró una sola palabra para explicarse. Se miró las manos y pensó: quizás esta sea la única forma.
La enfermedad no me deja tregua, las costillas y la mandíbula son las estrellas del dolor hoy. Ando tirado queriendo imponerme actividades mínimas. No las puedo sostener. No hay té que alivie mi garganta, ni mantilla de calor que me acerque ese que me falta.
Hoy me levante decidido a contratar un acompañante terapéutico, prefiero hombre pensé, para no enamorarme. Levantarme decidido no implicó traccionar esa decisión matutina en acción. Y así se esta yendo el día, las páginas doradas a la espera de que las recorra, el sillón en el mismo lugar de siempre y yo arriba, con mis pocos kilos, incomodándolo. Así me estoy yendo yo, con todo en el mismo lugar.
Pañuelos blancos, machuscados, mojados, se desparramaban por todo el piso. Ella, desde la cama, los lanzaba con la seguridad que alguien los levantaría. Segura de si misma, sabía que solo ella pondría orden en su piso de madera. No lloraba, solo sentía esa desazón interna que se siente cuando se espera algo y nunca llega. Esa espera, diosa de la paciencia, la desesperaba. Desde la cama planeaba las estrategias, siempre equivocadas, para que llegue. No era demasiado lo que pedía era solo esa mano, ese calor, esas pocas palabras.
Traía mil veces el recuerdo que se estaba desvaneciendo.
El recuerdo nuevo, las primeras horas recuerda la sensación, la calidez del momento, de la piel, de los cuerpos y a medida que pasa el tiempo se va transformando en foto, estática, rígida, es como un recuerdo sin recuerdo. Ella hoy pasaba por eso, por más fuerza que hiciera, ya no podía sentir. Apretaba los ojos acudiendo a la memoria de su piel para sentir, recordar, la áspera sensación de su caricia y no llegaba.
Enojada, limpiaba los mocos de su nariz y arrojaba un pañuelo más al río de su piso.