lunes, 4 de agosto de 2008

Débil: a las dos.

Mareada, ebria ya. Tratando de complejizar lo complejo. Para volver a ser simple, pensaba, debería poder partir esta realidad. En cuántas partes. En qué niveles. Bajo qué criterios. Se enojaba fácil al darse cuenta que no podía separar nada de eso, todo se mantenía junto, indivisible por que una cosa llevaba la otra y así al infinito. Lloró, cansada, con la realidad en la mesa ratona y la botella casi vacía, comenzaba a desesperar.
Las lágrimas le trajeron tranquilidad y volvió a ordenarse. Se lavó la cara, los dientes y asomó la cabeza desde el baño mirando, como en la mesita, yacia todo junto ahí, pegoteado, pegajoso.
Se miró al espejo, - no prometas- pensó.

1 comentario:

  1. Esta segunda parte esta increible. Me impacto mas que la primera, aunque ambas sean buenas; elijo a esta, lejos

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