jueves, 9 de abril de 2009

luz


Al fin pudo despedirse de la pesada culpa de no haber podido. Se ha lavado la cara y con toalla de mil días se seca las gotas que aun quedan. La casa es todo luz, ahora. Hemos puesto lamparitas en todos los pasillos de su cuerpo. Exactamente en todos. Luz a luz la piel brilla distinta, contenta, orgullosa de ser piel, solo piel. En la cocina la sangre bombea en ollas de acero inoxidable, que muestran a los ojos de cualquiera que esta cena será la más rica. Y ella entra por la ventana, con el viento, enredada en la cortina de lienzo. Viene de pasillos imposibles, de cocinas sin sangre, de pieles sin luz.

La espera se me ha hecho eterna, sabes?

Cenaron, una a una, las luces de su encuentro.

2 comentarios:

me dicen m. dijo...

me gustan los (re)encuentros.

hablando de lo que,
podríamos encontrarnos.
o que la vida nos junte (?)

beso, Alin!
M.

Alin dijo...

Dale!! como hacemos?