viernes, 4 de julio de 2008

Uno.

Si hoy me sentara, en esta misma silla en la que te dije que todo había cambiado, si me pusiera a pensar en ese dolor. Si lo hiciera, como ahora lo hago, me daría cuenta una vez mas que mas que por mi lo hice por vos. Hoy ni siquiera puedo decirte lo que te quiero, por temor a lastimarte más. En cada hilo del pulover que te llevaste impregne un poco de mi amor y en ese abrazo que nos dimos intente decirte lo que ya no puedo.
Mi alma entera te agradecerá siempre por haberte cruzado.

1 comentario:

  1. Tristeza
    ...¡Tristeza, mi enemiga!
    perseguidora maga,
    que el sol de mi existencia
    anublas con tus alas,
    y en todos mis placeres
    como una nube parda
    mojándome los ojos
    delante de mí pasas...
    Lo escribió José Maria Gutierrez en 1845.
    Me gustó

    ResponderEliminar