jueves, 10 de abril de 2008

Con Dolor.

La electricidad le tomó, ahora, la pantorrilla, era una sensación de calambre que no se iba nunca. Siguió caminando, ahí lo esperaban para tomar el colectivo. Cuando al fin vino, se detuvo a mirar la distancia que separaba el acceso a la puerta del piso y pensó que no lo iba a lograr, tomó valor y se dio envión para subir. Sentado parecía que la electricidad cesaba y la ventanilla se transformaba en pantalla de cine.
Cuando llegó, dos lo estaban esperando, con ganas de que no estuvieran ahí, intentó escucharlos. Mientras los escuchaba padecía la sensación de la electricidad recorriéndole el cuerpo y poco a poco se iba sintiendo inmovilizado. Ellos no se dieron cuenta y se fueron agradecidos.
Ahora vino Juan, que se vino del Paraguay por amor, que busca trabajo incansablemente y que no sabe donde vive. Monoblock 16, el último piso, será el cuarto? Le pregunta. Juan no sabe responder a eso, ni sabe decir la numeración de su departamento que comparte con este nuevo amor. Juan quiere trabajar, nada más le interesa.
Ya parte de la silla le es imposible pensar en moverse y no viene nadie más a verlo, a buscarlo. Entonces la cabeza se concentra nada más que en el dolor y la electricidad lo toma de cuerpo entero.

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