Otro agujero en el pecho.
Otra voz en silencio.
A la espera, estaban.
Al acecho.
Esperando que las nubes densas
se posen en nuestras miradas
No me quiero ir, dijo.
Pero se fue igual,
y la nube espesa
te rompe la cabeza
y el agujero se ensancha
Tranquilos, en la niebla,
hay lugar para todos.
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