Mientras la soldadora marcaba mi nombre, miré tres veces su espalda.El ruido era infernal y el espacio era difícil para salir corriendo
¿Para que quiero yo una chapa que diga mi nombre?
Quizás quería que me la colgara del cuello, cual perro.
No quería recibir su regalo, pero tampoco me animaba a decirle que no era necesario
La gente se ofende fácil.
Tres minutos largos.
La chapa con mi nombre enfriándose.
Yo agradeciendo
Yo dentro de un taller de soldadura, rodeada de partes y piezas de quién sabe qué cosas.
Jamás podría armarlas como fueron ... podría hacer de ellas, miles de cosas que no han sido.