sábado, 30 de octubre de 2010

Partidas

Me siento mezclada por estos días,
tantas partidas...

No hay una palabra
con la que pueda, yo, explicarme.

Ni lo intento.


miércoles, 27 de octubre de 2010

paquetitos de pasado

Cada uno de los paquetes
que he armado,
te llevan

Así partis.
Sin ninguna palabra,
casi sin sonrisas,
ni dejos de mi mueca preferida
con la mirada partida

Solo un abrazo de silencio
eterno
silencio
tan tuyo

sábado, 23 de octubre de 2010

El Fin


Casas en llamas
Abrigo de pobres
Armas con rosas
Pechos de sal

Quisiera a tu boca
pasar por mi pecho
Sentir tu mano
en mi ombligo
conteniendo,
lo incontenible.

Algo pasa.

Cada parte de mi piel
se ha pegado a tu alma
No hay forma
de que no riamos

El fin ha podido con nosotros.
Y al fin nos debemos.

Mía Foto: Museo del Carnaval. Montevideo, Uruguay

miércoles, 20 de octubre de 2010

Geronimoooo

Las injustas razones
El pensamiento detenido
En los pasos cortos que a cada rato damos,
sin darnos cuenta,
que un día se nos termina la caminata
El reloj se para
Hacia donde vamos?
Que cosas son las que nos detienen?
Cada una de las cosas que me entristecen
Me las cambiarias por volver, lo sé
Hacia rato que poco sabia de vos
Hoy supe que ya no sabré mas nada.

Espero que hayas sido todo lo feliz que se puede ser.

sábado, 9 de octubre de 2010

princes not did

Sola con la soledad
en un domingo transcurrido.
La noche se te metió en lo ojos
La cama está revuelta de dar vueltas,
por mas que se gire,
hay cosas que quedan en el mismo lugar.
El pecho roto
El vientre vacío
El abrazo que no está
La fantasía de walt disney
que roba sonrisas,
pero nunca se llega a ser princesa.

Sobremesa

Cómo es que pasan los días,
sin permiso, robando la nitidez de los recuerdos.
Miles de horas en los bolsillos
se niegan a ser pasado.

Si con una mano
pudiera sacar
cada una de ellas.
Sobre la mesa se irían acomodando,
prontas a ser archivo de lo que ha sido

Mirando, con ansias, la mesa lista
para lo que está por venir.

jueves, 7 de octubre de 2010

Soldador regala chapa con nombre.

Mientras la soldadora marcaba mi nombre, miré tres veces su espalda.
El ruido era infernal y el espacio era difícil para salir corriendo
¿Para que quiero yo una chapa que diga mi nombre?
Quizás quería que me la colgara del cuello, cual perro.
No quería recibir su regalo, pero tampoco me animaba a decirle que no era necesario
La gente se ofende fácil.
Tres minutos largos.
La chapa con mi nombre enfriándose.
Yo agradeciendo
Yo dentro de un taller de soldadura, rodeada de partes y piezas de quién sabe qué cosas.
Jamás podría armarlas como fueron ... podría hacer de ellas, miles de cosas que no han sido.