que no termine nunca.
con juegos,
con miles de goles,
en canchas de madera
y arcos hechos de manos.
No hay posición adelantada
ni penales
ni entre tiempos.
Solo risas,
goles
y festejos
con las manos alzadas.
Como para no seguir teniendo la sensación de desastre cuando abrís la boca. Viste, sos cabezona, caprichosa, nunca me escuchás. Te dije que no hablaras y fuiste y le vomitaste todo en la cara. No aprendes. Aguantate ahora la soledad, aguantate ahora esta sensación en la garganta...
Se siente tan rara, tan rara. Ayer cenó con ella, otra vez. Cuantas veces se lo había intentado decir? Ya no lo recordaba. Empezó a sentir como se le cruzaban las palabras y los pensamientos. No lo digas, es mejor. Decir siempre termina en desastre. Desastre el de su lengua, anudada, adormecida. Cuando algo salía de su boca, empezaba a desconfiar. Confianza la que nunca tenía por portar una lengua traviesa que nunca terminaba con palabras. Palabras, las que nunca decía por temer que su ropa se desprendiera de su cuerpo. Su cuerpo, frágil instrumento, que expresaba los deseos. Deseos, tres deseos y un ojalá para no perder la costumbre. Costumbre, la de sentirse rara, tan rara cuando su lengua se desataba. Ahí desnuda, pensaba..
... Bicho, lo dicho, dicho está.
Al fin pudo despedirse de la pesada culpa de no haber podido. Se ha lavado la cara y con toalla de mil días se seca las gotas que aun quedan. La casa es todo luz, ahora. Hemos puesto lamparitas en todos los pasillos de su cuerpo. Exactamente en todos. Luz a luz la piel brilla distinta, contenta, orgullosa de ser piel, solo piel. En la cocina la sangre bombea en ollas de acero inoxidable, que muestran a los ojos de cualquiera que esta cena será la más rica. Y ella entra por la ventana, con el viento, enredada en la cortina de lienzo. Viene de pasillos imposibles, de cocinas sin sangre, de pieles sin luz.
La espera se me ha hecho eterna, sabes?
Cenaron, una a una, las luces de su encuentro.
Los chocolates que nunca llegaron
hoy nos hacen más amarga la sangre.
Aparecidos hoy, los hombres y las mujeres
que desaparecieron
con el frió que heló sus ojos
con el agua que ahogó sus huesos
Están acá
Acá estamos.